Déjame caer sobre tus costillas, mientras me envuelves con tu olor y tu toxicidad.
Espérame entre las ramas de los árboles, moviéndolas como si ya fuese Primavera.
Se el aire que respiro, que me toca la piel y las entrañas.
Debajo de tu edredón blanco se dibuja la distancia utópica. No la busco, ésta aparece y permanece mojándome las manos, dejándolas empapadas de ti.
Me has emocionado hasta el punto de corromperme . . .
Espérame entre las ramas de los árboles, moviéndolas como si ya fuese Primavera.
Se el aire que respiro, que me toca la piel y las entrañas.
Debajo de tu edredón blanco se dibuja la distancia utópica. No la busco, ésta aparece y permanece mojándome las manos, dejándolas empapadas de ti.
Me has emocionado hasta el punto de corromperme . . .
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