miércoles, 10 de febrero de 2010

la Distancia de la Intimidad: viaje en tren (segunda parte)

Para explicar con mayor profundidad el término Marco-Abrazo, debo remontarme en el tiempo y mirar en el comienzo.

. . .Distancia utópica entre dos individuos. . .

Es la distancia donde se genera la intimidad por excelencia. Ésta no es accesible. No se puede observar ni siquiera desde la postura del mirón. Y tampoco se puede contemplar cuando compartes la intimidad con otro individuo. Pero existe. No se refiere a una forma perfecta, ni a un espacio concreto. Es un concepto, una sensación. Cuando eres consciente de ella, y por un instante la puedes ver, se desvanece. Por eso la fotografía no sirve para retratarla, ya que a veces es tan corta esta distancia, que si se interpone entre el observador y la distancia utópica una cámara, ésta desaparece del mismo modo en el que apareció. Este hecho, me llevo a reflexionar sobre la utilidad de la imagen que iba a surgir. Y pensé en que no es necesario atrapar la imagen de la distancia utópica. Se puede evocar la sensación, el concepto, a través de una imagen. Puede que por ella misma, la distancia utópica, no sea capaz de representarse y de hablar por si sola. Puede que su aspecto formal no recuerde en absoluto a su concepto o a la sensación que evoca el observarla.
Por este motivo, recurrí al imaginario. Después de la experiencia de vivir esa sensación, y de haber observado con el rabillo del ojo esta distancia, de mirarla de forma subjetiva intentando disfrutarla y no analizarla desde el conocimiento y la contemplación objetiva, pude recolectar para mi imaginario algunas ideas formales y conceptuales. Durante el proceso de evocar la distancia utópica a través del dibujo, econtré algunas herramientas formales, que me permitían acercarme un poco más a la sensación, al concepto. Una de ellas era el Marco-Abrazo. Formalmente es un marco dibujado por el abrazo entre dos individuos o uno solo abrazándose a si mismo. Conceptualmente, es un hueco por el que colarte y mirar, como si el observador fuese una mota de polvo que puede caer en cualquier parte.

. . .Marco-Abrazo. . .

El viaje en tren. Pegado a la ventanilla observas al paisaje pasar. Pero empiezan a quedar unos sedimentos en el marco de la ventana, como unas sutiles repeticiones. El marco recoge al paisaje en un abrazo y éste se acomoda. En el plano del cristal de la ventana empiezan a posarse unos sedimentos de los paisajes, y detrás de este cristal, no aparece un sólo paisaje, sino varios, fugazmente, miles de ellos. Es como el concepto del todo, o del infinito. Podemos adoptar un significante que se refiera al infinito, pero no podemos entender el significado de este término más que entendiéndolo como el contrario de finito. Es totalmente subjetiva la siguiente afirmación, pero puedo decir que el paisaje que aparece en la imagen, abrazado por el marco de la ventana, no se refiere a un paisaje, sino al significado del paisaje en si. La distancia, el paisaje, la intimidad, el imaginario, el Marco-Abrazo...

La distancia es ahora íntima.

La distancia es por fin intimidad.

1 comentario:

  1. Por casualidad he encontrado en un libro este fragmento de poema que me recordó a la distancia de la intimidad de la que hablas. Espero que te guste. Un saludo.

    EDWARD ESTLIN CUMMINGS

    Algún lugar en el que nunca estuve,
    gustosamente más
    allá de cualquier experiencia, tus ojos tienen su
    silencio:
    en tu gesto más leve hay cosas que me contienen,
    y que no puedo tocar de tan cerca que me
    encuentro.

    Y aunque me cierre como una mano
    tu mirada fugaz me soltará sin esfuerzo,
    siempre me abrirás pétalo a pétalo
    como el misterio de la primavera abre su primera
    rosa.

    Y si tu deseo fuera a cerrarme
    mi vida y yo nos cerraremos repentinamente
    como cuando el corazón de esta flor imagina
    la delicadeza de la nieve cayendo en todas partes;
    nada que percibamos en este mundo
    iguala la fuerza de tu fragilidad:
    cuya textura me apremia con el color de sus
    países,
    esparciendo muerte y eternidad en cada latido.

    (no sé qué hay en ti que se cierra y se abre;
    sólo una parte de mí acepta
    que la voz de tus ojos es más profunda que las
    rosas)
    nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan
    pequeñas.

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